En
romano, Elisa de Tiro, fue la fundadora y la primera reina de
Cártago, hoy en día es Túnez. Era la hija del rey de Tiro, Beto o
Muto, sus hermanos eran Pigmalión, quién heredó el trono y Ana. Su
gran amor fue Eneeas.
Pigmalión
obligó a Dido a casarse con Siqueo, sacerdote del templo Melkart en
Tiro, porqué poseía tesoros que pigmalión deseaba y quería saber
su paradero.
Aunque
Dido no lo amaba accedió, sin embargo Siqueo si que le amaba.
Pigmalión le dijo a su hermana que sería conveniente saber dónde
se escondían las riquezas de Siqueo, pero ella se dio cuenta de que
había sido engañada y por eso le dijo que estaban enterradas bajo
el altar del templo, cuando en realidad estaban en el jardín.
Pigmalión al darse cuenta de que eso era mentira, mandó a unos
sicarios para que asesinasen a Siqueo, esos le enterraron en una fosa
bajo el altar.
Dido,
al encontrar a su marido asesinado, corrió a desenterrar las
riquezas y huyó de Tiro con ellas. Llegó a las costas de África
dónde vivían los getulos, que era un tribu de libios y su rey era
Jarbas. Dido pidió hospitalidad y un trozo de tierra, entonces
Jarbas le dijo que le daría tanta tierra como ella pudiera abarcar
con la piel de un buey, así lo hizo hasta que consiguió
circunscibir un extenso perímetro. Tras esto hizo erigir una
fortaleza llamada brisa, que más tarde se convirtió en Cártago.
Cuando
la ciudad de Cártago se hallaba en construcción, llegó Eneas, que
fue su gran amor, quien huía de la destrucción de Troya, su patria.
Su barco se había alejado de su ruta debido a una tormenta sobre la
costa de Italia, por eso Eneeas pidió hospitalidad a Dido. Pero para
que la reina accediese y le protegiera, Venus, madre de Eneas, mandó
a Cupido para hacer que Dido se enamorase locamente de él. Entre
Venus y Juno (que estaba en contra de los troyanos y quería impedir
que Eneas fundase otra Troya en Italia) pactaron la boda de los dos
amantes, aunque con objetivos muy distintos. Venus quería que Dido
ayudase a los troyanos con los preparativos para su partida, mientras
que Juno quería que Eneas permaneciese en Cártago y no llegase
nunca a su destino. Así pues, durante una cacería, Juno hizo que se
desatasee una tormenta y esto obligó a Dido y a Eneas a refugiarse
en una cueva, dónde se acostaron.
A
Dido eso le hizo concebir esperanzas de que él se convirtiese en su
marido. Eneas sentía lo mismo hacia ella, pero los dioses le
recordaron que su destino estaba en Italia para fundar un nuevo
reino, que era otra Troya en Italia. Eneas, temeroso de los dioses,
obedeció y dejó a Dido que, ofendida y deshonrada, se encaramó a
su pira funeraria y se apuñaló con la espada que él le había
regalado y maldijo a Eneas y a su pueblo. Eneas lloró la muerte de
ésta, ya que vió desde su barco en alta mar el fuego en el que Dido
se consumía.
Eneas
no escapó por completo de Dido. En su viaje a los infiernos, vio al
fantasma de la reina e intentó una vez más justificar su conducta,
pero Dido se negó a hablarle y volvió con el fantasma de su marido
Siqueo.
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